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miércoles, 23 de febrero de 2011

EL "¡MALDITA SEA!" DE JOSÉ EDUARDO CAVERO ANDRADE. ANECDÓTICO.

¡Maldita sea, oiga!
De esa Radio Victoria de antaño, muy famosa como "la emisora de los mejores programas", guardamos una serie de anécdotas de sus diversos personajes. El principal fue José Eduardo Cavero Andrade. Propietario y Gerente de la misma que proyectó sus miras hacia la televisión, cuando todavía ni lo pensaban el 4, el 5 y el 7. Don José Eduardo, solía exclamar frecuentemente, al llamar la atención a sus empleados, la frase ¡Maldita Sea! Justo fue lo primero que oí de sus labios, en la primera entrevista que nos concedió. La comento en "Mi primera entrevista con J. E. Cavero en R. Victoria" en este blog.

Por esos años laboraba como conserje y encargado de algunos mandados, el recordado "Félix". Hoy es un progresista comerciante. Recuerdo que Cavero lo envió con unos documentos urgentes con las indicaciones del caso y el muchachito, hizo todo lo contrario. Nos encontrábamos en la sala de grabaciones y daba las explicaciones, con su típico "mote" de provinciano. No se hizo esperar el "maldita sea", con su voz de un tono especial y agregó seguidamente: ¡Cuándo aprenderás! ¿Has desayunado?. Toma 20 centavos y compra tu jugo de alfalfa, que mucha falta te hace. ¡maldita sea!. (La alfalfa era alimento de los burros).

Serván, Soto, Tello y Carlos A. Delgado
En otra ocasión y por efecto de la gripe y una buena amanecida, José Lázaro Tello llegó mal del "güargüero". En plena faena de los comerciales, cuando menos lo podía presentir, le falló la voz y emitió un sonoro gallo. Un falsete que nada tenía que ver con su estupenda voz. Se sintieron pasos ligeros de llegada a la cabina de locución y era Cavero portando un vaso de agua tibia. "¡Maldita sea, oiga! le dijo a Tello. Limpie su cañería. Esto le va hacer mucho bien". Era un preparado para hacer gárgaras y nos causó admiración su modo de actuar tan familiar con el gran animador. Nos pidió reemplazáramos al afectado, mientras realizaba aquella operación sanitaria.

Ya que comentábamos de José Lázaro esta anécdota, una vez, conociendo las reacciones del Sr. Cavero, le gastamos una broma pesada al "Animador de las Multitudes". Imitando la voz del Gerente, lo llamamos por teléfono desde otro lugar y pisó la tablita. "Sor Tello, -nunca decía señor-, acérquese a mi oficina que tengo algo importante que decirle". Con el operador Samuel Soto Marius, observábamos desde el control y a paso ligero a nuestro querido colega. Tocó la puerta de Gerencia y dijo "Sr. Cavero a sus órdenes." La respuesta fue inmediata: "¡Maldita sea, oiga! ¡Vaya a su hueco y no me interrumpa!" La verdad es que lo lamentamos.

Gálvez, Ramírez, Cavero, Ana Mendoza y Arenas
La frase aquella era su compañera. Pasados tantos años e infinidad de sucesos, puedo recién comprender la personalidad de este "brodcaster" peruano. La radio trabajaba a su ritmo. Amanecía en la emisora preparando el radioperiódico desde las 5. Escribía los editoriales y seleccionaba las noticias importantes del día. Todavía no hacía su aparición Juán Ramírez Lazo. El conductor era el gran locutor Alberto Arenas Coronel, con la colaboración del joven  José Carlos Serván. Terminado el informativo, iba a desayunar y retornaba a las 8 de la mañana a continuar con la brega. Prácticamente un Gerente con cama adentro.

Para completar esta remembranza les narraré lo que, a modo de asustarlo, le advertí al pequeño Eduardito, su engreído hijo de 7 o 9 años. No sabíamos de sus juegos y cómo se la ingeniaba para mortificar a quienes laborábamos en Radio Victoria. Este surquillano que todavía no cumplía los 20 años, le dijo que "si se me prendía, el que iba a pagar "pato" era su papá". Al minuto, Don José Eduardo y su "¡Maldita sea!" preguntó: ¿Es cierto que me va a pegar? Le di la explicación del caso y agregó: "Ud. recién ha dejado el cascarón y ya se comporta como un viejo. ¡Maldita sea! Mi hijo es sólo un palomilla!". Allí quedó todo. ¡Un fuera de serie!. Gracias.

miércoles, 16 de febrero de 2011

"MANUEL REVILLA VILLAFUERTE". ¡EL PRIMER BATERISTA DEL HOMBRE DEL ACORDEÓN!

Un gran amigo baterista
Uno de los traumas que la vida me dio fue, al concluir mis estudios, no haber intentado ser músico. Para el estudio secundario, en la Gran Unidad Escolar "Tomás Marsano" de Surquillo, concursé y obtuve el segundo lugar entre miles de postulantes y tuvimos la suerte de hallar una revolución en la enseñanza, por cuanto se aplicaban nuevos conceptos, que tendrían muchos años después, resultados positivos en quienes egresamos de lo que hoy se conoce como Colegio Nacional "Ricardo Palma".

Manuel, en la Paz del retiro.
Ingresamos en 1950, muchos compañeros de la primaria, entre ellos los hermanos Manuel y Jorge Revilla Villafuerte, hijos de un ciudadano cajamarquino radicado en Surquillo y que lucía el uniforme de Sub-Oficiales de la Fuerza Aerea Peruana. Fue con Jorge, con el que alimentamos vocaciones artísticas, tanto es así que, con Enrique Lonzoy, muy buena primera voz, conformamos "El Trío Los Ponchos" y éramos plato fuerte en las actividades de nuestro Colegio, cantando boleros.

Concluído el Tercer Año y durante las vacaciones, postulé a un trabajo en el Arsenal Central de Aeronáutica y me di con la sorpresa de hallar a Manuel, el hermano mayor. Era frecuente alternar con él en el Club o en los viajes diarios desde Surquillo a Barranco. Laboré sólo un año, porque me despidieron. Es otra historia. La realidad es que, años después, sucedería un reencuentro por el 67. Los Revilla, siempre ligados a la música, habían adquirido instrumentos de percusión y necesitaban de un acordeonista.

Tenía buena batería.
Bailes caseros y de familia, fueron amenizados a modo de ensayos. Manuel, se lucía con su Batería de lujo y Jorge, era el bongoncero, timbalero y todo lo que producía ritmo. Comprometimos a otros amigo, Roberto Uceda, guitarrista y gran voz de "Los Guajiros" y, empezamos a pensar en serio. El público bailaba con nosotros. La fiesta se ponía buena y éramos incansables. Algo notable y que todos comentaban: "Los Galenos", eramos abstemios al trago.

Necesitamos fotos del pasado
mi querido Manuel.
¡Que recuerdos inlvidables!. Cuántas celebraciones festejamos y les pusimos el sabor musical. Manuel, nos pedía que "sonriéramos". ¡Estamos muy serios!...decía. Y empezamos a ser artistas. Ya vestíamos con "michi", la corbatita negra que adornaba "el cuello bien almidonado de nuestras camisas" y empezamos a cobrar. Mi amigo Manuel, el rimense surquillano, consiguió fiestas en "Faucett", su lugar de trabajo y en donde nos acompañó el éxito y el aplauso de sus ejecutivos y técnicos.

Ya no estamos en la brega pero, nuestra amistad, aquella adquirida en la niñez, en el colegio y en el campo de la música, está latente. Sigue residiendo en mi Surquillo querido, en la calle Carmen y acompañado de mi amiga Emilia Bedregal, su esposa miraflorina y su atenta hija Dayana Revilla Bedregal. Lo importante es que  hemos recordado el pasado y a  "MANUEL REVILLA VILLAFUERTE", el amigo que me incentivó a la Música con su hermano Jorge, mi inolvidable compañero de estudios. Gracias.

EL INGENIERO: LUIS FREUND DE RADIO "SELECTA" DE LIMA.

En la Planta Transmisora
Para los locutores de mi época, no es extraño el recuerdo ni la figura del Ing. Luis Freund. Fungía de Gerente Administrador de la recordada emisora "Radio Selecta de Lima", dedicada íntegramente a la música clásica y a programas de índole cultural. Pertenecía a la "Cadena de radioemisoras del Perú" que poseía José Eduardo Cavero Andrade. En Lima eran la nombrada, más Radio Callao y su principal Radio Victoria. No recuerdo los nombres de las múltiples y más importantes del territorio nacional que la conformaban. Llegué a "Selecta" por el año 1958. Había tenido mi altercado con Juán Ramírez Lazo y decidí renunciar a  Radio Victoria. 

Don José Eduardo, que no despedía así no más a sus locutores, creyó conveniente un tiempo después, la idea de recuperarme. El encargado de comunicármelo fue el Ing. Luis Freund, por su apellido, tipo y raza,  descendiente de alemanes. Muy criollo, pausado en su conversación, mucho mayor en edad que nosotros y algo que debo destacar: nos llamaba a su oficina, a modo de charlar conmigo. La importancia del Ing. Freund, radicaba en sus conocimientos electrónicos y era el encargado de vigilar a nivel nacional, el mantenimiento ténico de las radioemisoras de Cavero. 

De estatura alta, delgado y lento en sus movimientos. Arrastraba las palabras y era frecuente oírlo llamar en voz alta a su sobrino Guillermo Freund Santillana, joven y aficionado a hurgar en nuestra cabina, los secretos de la locución. Exagerando algo la comparación, solía llamarlo desde su oficina, en largo fraseo, como: "¡WILLYYYYY!!!!!!!". Este "grito" nos daba pie a imitarlo, por supuesto cuando no se encontraba en las oficinas y aprovechábamos en dar rienda suelta a nuestra palomillada reprimida. Gozaban con mucho humor Oswaldo Seminario, el programador, el técnico y todos quienes frecuentaban la cabina en su ausencia. 

El Control Maestro
Debo aclarar que lo malo era que lanzábamos la imitación de su "llamada" con el propio sobrino Willy y que, a pesar de su juventud, lógico, reaccionaba siempre áspero ante esta "tomadura de pelo". ¡Lindo recuerdo!. Cuando llegábamos al turno de locución, ya desde antes de ingresar, suponiendo la ausencia del Ing. Freund, emitíamos sonóramente el famoso "WILYYYYY". Hasta Jorge Peláez Rioja, nuestro vecino en esa azotea del edificio "Fenix" que nos albergaba, gozaba con nuestra imitación. Una tarde, al retornar a la segunda parte del turno asignado, me sorprendió un silencio casi total y, les cuento lo que pasó.

Pensando que el Ing. Freund todavía no regresaba, desde la puerta de ingreso saludé con mi clásico buen humor, imitando su voz. ¡Nadie se reía!. Con este vozarrón que Dios me dio, le dije a Gastón, ¡qué sucedía! Me hacía señas con los ojos y, de pronto, como una fantasmagórica aparición, desde las consolas del viejo control, emergió con el rostro enrojecido por el esfuerzo de estar agachado, nada menos que el Ing. Freund. ¡Se me escarapeló el cuerpo y no sabía donde esconder la cara! Lentamente me dijo: "¿Qué pasa Serván? ¿No sabe que Willy llega recién a las 5 y 30?  ¡Hágame el favor de probar el micrófono!". Allí quedó todo.

Lo bueno de esta reseña, es dar a conocer, en la evocación, a un  personaje importante de la radio peruana. Luis Freund, el famoso ingeniero de las emisoras de Cavero. Fue todo un caballero. En radio "Selecta", tuve la mejor escuela para incrementar mis conocimientos y gusto por la música de los Grandes Maestros. La suerte de ser su amigo, acompañarlo en sus viajes a Miraflores al término de nuestro trabajo y, muchas veces, entre concierto y concierto, tomarnos un frugal desayuno en aquella Colmena de nuestros buenos tiempos. Mi homenaje y respeto al Ing. Luis Freund, ya en la Gloria de Dios. Gracias.

sábado, 12 de febrero de 2011

EVOCANDO UN 12 DE FEBRERO DE 1957. CUMPLEAÑOS DE "GABY ROSSI".

"Gaby Rossi" y Carlos.
La trillada frase "recordar es volver a vivir", se mantiene latente en quienes tuvimos experiencias buenas y de las otras también. La fecha de hoy 12 de Febrero de 2011, cumpleaños de mi querida esposa Antonieta, hace que nuestra memoria viaje al pasado y extraiga de ese hermoso laberinto de anécdotas, la primera oportunidad en la que celebramos dicha fecha en 1957. Concluida su actuación en Radio Victoria como "Gaby Rossi", decidí un agasajo especial para ella y que mejor, por esos tiempos, visitar un chifa.

Se aunaron al homenaje mi entrañable amigo Leonidas Carbajal, el maestro del acordeón Manuel Sotomayor y Augusto Rojas Llerena, por aquel entonces el coordinador artístico de la emisora y acompañante en la guitarra. Escogimos uno cercano en La Victoria, no recuerdo su nombre pero estaba ubicado en la Av. Manco Cápac. Daban las 9 de la noche y los tórtolos "Gaby y Carlos", hicimos el primer brindis con nuestros grandes amigos. Pequeñas palabras de ofrecimiento y aplausos para la dueña del cumpleaños.

Augusto Rojas Ll.
Carbajal, un chalaco con el que manteníamos una amistad desde que nos iniciáramos en 1954, era el que ponía la nota humorística. Amante de adoptar poses cinematográficas y pensando siempre en abrirse campo en el difícil arte del teatro. Nos habíamos instalado en un salón reservado y fue ocasión para que Manuel Sotomayor y Augusto Rojas extrajeran sus instrumentos y nos deleitaran con hermosos temas musicales. La agasajada no cabía en su ser, ante tal muestra de afecto y amistad.

Fue emocionante percibir en los salones vecinos un silencio expectante, ante el grato concierto. Hubo muchos aplausos y pedidos de repetición. "Gaby Rossi", no pudo negarse al pedido de su "padrino" Augusto Rojas que le solicitó cantara el famoso vals "Ciribiribín". Su sonora voz de soprano ligera, se extendió por todos los rincones del improvisado escenario que, al finalizar, arrancó mayores aplausos y felicitaciones. La cena estaba servida de acuerdo al pedido del experto Leonidas Carbajal.

Leonidas Carbajal
Menú clásico pero de los buenos. Con otro aroma y la sazón de aquellos chinos que inventaron el chifa en el Perú. En esa vorágine de alegría, el tiempo corrió veloz y cuando menos lo imaginábamos estábamos casi en medianoche. No habia celulares ni forma inmediata de llamar a casa de la familia de Gaby. Inmediata fuga del local y rumbo a la Unidad Vecinal Nro. 3. Augusto se despidió y con Leonidas y el maestro Sotomayor acompañamos a la "diva" a su casa. Llegamos y una señora de pelo cano nos recibió. Se percibía su mortificación desde que llegamos al sitio. Inició las disculpas el bueno de Manuel Sotomayor, pero la respuesta era notoria.

Un sentimiento de culpa nos invadía y ya iluminada la noche, nos limitamos a saludar a la hermosa progenitora porque, valgan verdades, guardaba las facciones finas que la delataban haber sido dueña de una preciosa juventud. Una reprimenda al maestro y volvió a su gesto. "Cara muy larga". Dama antígua de costumbres conservadoras y que se sorprendía por la tardanza de su hija. "Café para tres". ¡Media vuelta y... adiós! ¡Quién se iba a imaginar que esta severa mamá, se convertiría en mi adorada suegra Zoila Esperanza! Una abuela de lujo para mis hijos. Una remembranza que vuelve a nacer 54 años después. Y parece que fue ayer. Lo lindo de la vida, jamás envejece. Hoy celebramos el 12, en unión de nuestros hijos y nietos. ¡Feliz Cumpleaños Antonieta!. Gracias.

miércoles, 9 de febrero de 2011

BENITO SORRENTINO CARLÁ. ¡HERMANO EN LA AMISTAD Y LA MÚSICA!.

¡Momentos felices!
Si nos animamos a ingresar a este mundo de las comunicaciones y  sin ninguna presunción de sabiduría, debo  darle gracias a todos aquellos buenos amigos que han visitado nuestras páginas, y nos favorecen con sus lecturas. A Benito Sorrentino Carlá, a quien trato de "hermano en la amistad y la música", no tengo palabras que reflejen los sentimientos de gratitud que le debo. El, desde Venezuela, donde radica hace muchos años, me ha reconfortado con su grandeza de espíritu y solidaridad.

No me gusta resaltar el mal que tuve o tengo, estoy en tratamiento oncológico y desde mi operación al colon han pasado ya dos años. En Noviembre de 2009 iniciamos estos blogs y se han ido incrementando gracias a los estímulos de quienes nos siguen y en especial de Benito. Nadie es dueño de una vida eterna pero, en mis circunstancias, hay necesidad de superación en todo. Quienes se encuentren pasando por lo mío, busquen la terapia de escribir. Todo es cuestión de voluntad y levantar el ánimo.

Hará días salió a luz "Carlos Serván y sus Teclas" como nuestro quinto blog. Una manera de rememorar lo que hicimos de músico y lo que pretendemos seguir haciendo. Mi maestro de acordeón fue el inolvidable artista Don Nino Sorrentino, padre de Benito. Allá por el 58 del siglo pasado, con ese duende muy propio de los italianos, le tomé gusto a la música para interpretarla a mi manera. ¡Cómo olvidar mis inicios!. Empezó allí la hermandad con Benito, estupendo acordeonista y de técnica depurada.

Benito y su nieta Bethania.
En edad le llevo un año de "desventaja". Los dos somos abuelos y muy querendones. Pasamos los 70 hace rato y seguimos con las "teclas". Antes era más frecuente con las del acordeón y hoy, con este maravilloso teclado. Nos escribimos a diario y no se piense que es un vicio. De parlanchines locutores y ya fuera del servicio radial, estamos en esta hermosa faena voluntaria que, sin temor a equivocarme, ha colaborado de manera estupenda a mi rehabilitación. Siempre aclarando que Benito, es el estímulo.

Como un aparte y es bueno reconocerlo, el arranque me lo dió Milagros Valverde Bustinza, una querida periodista nocturnal de RPP que, escuhándome contar mis anécdotas me sugirió escribiera un libro. Siendo eso tarea harto difícil, recurrí a este medio y aqui me tienen. Pero la tarea para que permanezca escribiendo, se la debo a Benito Sorrentino Carlá, el muchacho de ayer, que muchos recordarán cuando animaba con su acordeón, fastuosas reuniones en los cículos más elegantes de nuestra capital.

Desde estas páginas le doy mi reconocimiento no sólo al artista, sino al ser humano que lleva consigo. El completó su felicidad al lado de Carmen, su esposa y una profesional en el campo odontológico que deja muy en alto, como compatriota, el prestigio del Perú. Gracias BENITO SORRENTINO CARLÁ a quien reitero lo de ¡Hermano en la Música y la Amistad!. Mis cariños a tus nietos que son preciosos como sus padres y abuelos. Un saludo igual para la hermana Venezuela y su buena gente. Gracias.

"LA RADIO DE AYER". ¡FUE MIL VECES MEJOR!.

Receptor antíguo.
Hoy que la televisión nos inundó y la tenemos en todos los estilos, podemos comprobar la gran realidad que nos envuelve. De aquellos años tranquilos de nuestra juventud, los del siglo pasado y que nos convocaban a las familias alrededor de un  receptor, no queda nada. Quedábamos asombrados del respeto que se le tenía al idioma. La radio, con personajes bien hablados, era una clase maestra de lenguaje y más de uno se inclinaba a seguir la locución como carrera de vocación profesional.

 Nuestro hogar tuvo sus raíces en esforzados padres que fomentaban el arte en sus hijos. Los buenos modos de comportamiento, el respeto a los mayores y el amor a los semejantes. Entendíamos nuestra venerada religión católica, de acuerdo a las enseñanzas en las aulas. Como el famoso catecismo que, fuera de nuestras obligaciones escolares, recibíamos en la Iglesia y siempre de charlas amenas a cargo de buenísimos sacerdotes italianos o españoles. La Semana Santa, era un duelo universal y respetado.

Radio Galena y audífonos
Aquella Iglesia de San Vicente de Paul en Surquillo, en lo que antes conocíamos como Av. Primavera, hoy Angamos, la considerábamos como nuestro refugio espiritual. Los surquillanos, acostumbrados a la del Parque Central de Miraflores, antes de convertirnos en distrito, acompañábamos a nuestros padres a todas las liturgias dominicales. El ejemplo venía siempre de los mayores. Ëramos los imitadores de aquellos quienes creían en una nueva vida, con toda la inocencia de nuestra niñez.

Por todo esto que les comento, cada vez que oigo noticias y que sin mayores reparos jóvenes reporteras, demostrando una insensibilidad moral y total falencia de principios cristianos, se hacen eco de noticias sin fundamento para atacar los valores practicados antaño, quedamos estupefactos. La gran mayoría de esta juventud periodística de la televisión y la radio, incluyendo a las estrellas, no impide que se sucumba ante el premeditado accionar de ideas extrañas a nuestras  costumbres.

Receptor de ayer.
Lo importante es el respeto. Nadie avala a los equivocados que olvidaron su santa misión y que debido a sus debilidades carnales, hacen objeto a la Iglesia de críticas precísamente de conocidos pederastas que se ufanan de serlo. Los medios de comunicación están llenos de estos verdaderos infractores de la moral que, sin tapujos, promueben el escándalo. Imitadores y burlones de autoridades eclesiásticas que lucen toda su bajeza en las pantallas. ¡Pobre nuestra juventud!.

Allí están los "agnósticos". Los ególatras engañados por la fantasía de las pantallas y el aplauso obligado de quienes concurren al set. ¡Si vieran su realidad amoral!. Si comprendieran que pasado el momento de las exhibiciones nada van a cosechar, cambiarían de actitud. Hoy impera la grosería como un adorno peculiar. Por todo esto, cada vez somos mas los alejados de la radio y la televisión. Por lo pronto, mi entretenimiento reposa en estos teclados y augurando una sana convivencia. Gracias.

MI PRIMERA CITA EN RADIO VICTORIA CON JOSÉ EDUARDO CAVERO ANDRADE. ¡QUÉ ANÉCDOTA!

Mi debut ante el micrófono
Con mis 19 años de vida, repuesto de una despedida intempestiva en el Arsenal Central de Aeronaútica donde, irresponsáblemente se me ocurrió declararme en huelga de "brazos caídos", opté por buscar otro trabajo. Angel Serván, mi hermano mayor, ligado a la radio con Oscar Artacho, me consiguió una primera oportunidad y así estuve integrando unos meses el elenco radioteatral de Elías Roca en la famosa "Radio El Sol".

Siempre, gracias a mi hermano, me enteré de una convocatoria para locutores aparecida en "El Comercio", en Enero de 1953.  Requisitos eran: ser mayor de edad, cultura general y nociones de idiomas extranjeros. Todavía no contaba con Libreta Electoral; mi estatura de 1.74, me hacía "grande"; mi grave voz otro tanto y mis deseos enormes de ser locutor profesional, complementaban estas mis aspiraciones. La cita, en los bajos de la Cabaña  del Paseo de la República.

Nos presentamos 60 postulantes. Recuerdo a Sánchez Pauli y a Manrique, que luego se dedicarían al radioteatro. Estábamos en la mismísima "Radio Victoria", la de los grandes programas y estrellas internacionales. Encargado de la convocatoria, el actor y locutor Juán Felipe Montoya. Uno a uno desfilamos hasta quedar sólo seis. La prueba de fuego, en directo, en la cabina de locución para dar lectura a diversos avisos de promoción y comerciales. Gané y fui citado ante la Gerencia General.

José E. Cavero Andrade
Muy puntual, luciendo el terno de mi hermano, debí esperar a Montoya casi "un siglo". Por los parlantes se oían los musicales de moda. Un letrero decía "SILENCIO". Mi impaciencia, los nervios y mi vocación de músico eran contagiados por el "Begin the beguin" de Col Porter. Empecé a silbar. Un hombre de mameluco blanco, con voz ampulosa, me hizo notar el cartel. Empleando mi "poderosa voz" y creído, por ser el ganador, le aduje que no molestara. Se retiró y continué esperando a Montoya.

Necesité del baño y el portero Lucio, que luego se haría mi amigo, me señaló el lugar. Allí acudí y a lo lejos, otra melodía me invitó a silbar. Tan ensimismado me hallaba que, cual intruso que viola tu privacidad, apareció el "hombre del mameluco blanco". Me amenazó con desalojarme de los estudios y, el "sobrado" de Serván, el ganador del Concurso, lo ignoró y continuó como si nada pasaba. Indignado, me dirigí al auditorio, me senté en una de sus butacas y seguí con mi espera a Montoya. Sin silbar.

Buscaba palabras para saludar al Gerente. Ojalá me acepte y le caiga bién. Mi madre me aconsejó sonreír y no mostrar nerviosismo. ¡Qué tal espera!. Hasta que Montoya llegó. Apuradito, me condujo hasta la Gerencia. Entreabrió la puerta, saludó al señor Cavero, propietario de "Radio Victoria" y me invitó a pasar. Pero... ¡Dios mío! Estaba frente al "hombre del mameluco blanco" que, al verme, exclamó: ¡Maldita sea, el Silbador! Amigos, dejo a su imaginación lo que luego pasó, pero fue la cuna inolvidable de mi vida de locutor. Gracias.