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miércoles, 23 de febrero de 2011

EL "¡MALDITA SEA!" DE JOSÉ EDUARDO CAVERO ANDRADE. ANECDÓTICO.

¡Maldita sea, oiga!
De esa Radio Victoria de antaño, muy famosa como "la emisora de los mejores programas", guardamos una serie de anécdotas de sus diversos personajes. El principal fue José Eduardo Cavero Andrade. Propietario y Gerente de la misma que proyectó sus miras hacia la televisión, cuando todavía ni lo pensaban el 4, el 5 y el 7. Don José Eduardo, solía exclamar frecuentemente, al llamar la atención a sus empleados, la frase ¡Maldita Sea! Justo fue lo primero que oí de sus labios, en la primera entrevista que nos concedió. La comento en "Mi primera entrevista con J. E. Cavero en R. Victoria" en este blog.

Por esos años laboraba como conserje y encargado de algunos mandados, el recordado "Félix". Hoy es un progresista comerciante. Recuerdo que Cavero lo envió con unos documentos urgentes con las indicaciones del caso y el muchachito, hizo todo lo contrario. Nos encontrábamos en la sala de grabaciones y daba las explicaciones, con su típico "mote" de provinciano. No se hizo esperar el "maldita sea", con su voz de un tono especial y agregó seguidamente: ¡Cuándo aprenderás! ¿Has desayunado?. Toma 20 centavos y compra tu jugo de alfalfa, que mucha falta te hace. ¡maldita sea!. (La alfalfa era alimento de los burros).

Serván, Soto, Tello y Carlos A. Delgado
En otra ocasión y por efecto de la gripe y una buena amanecida, José Lázaro Tello llegó mal del "güargüero". En plena faena de los comerciales, cuando menos lo podía presentir, le falló la voz y emitió un sonoro gallo. Un falsete que nada tenía que ver con su estupenda voz. Se sintieron pasos ligeros de llegada a la cabina de locución y era Cavero portando un vaso de agua tibia. "¡Maldita sea, oiga! le dijo a Tello. Limpie su cañería. Esto le va hacer mucho bien". Era un preparado para hacer gárgaras y nos causó admiración su modo de actuar tan familiar con el gran animador. Nos pidió reemplazáramos al afectado, mientras realizaba aquella operación sanitaria.

Ya que comentábamos de José Lázaro esta anécdota, una vez, conociendo las reacciones del Sr. Cavero, le gastamos una broma pesada al "Animador de las Multitudes". Imitando la voz del Gerente, lo llamamos por teléfono desde otro lugar y pisó la tablita. "Sor Tello, -nunca decía señor-, acérquese a mi oficina que tengo algo importante que decirle". Con el operador Samuel Soto Marius, observábamos desde el control y a paso ligero a nuestro querido colega. Tocó la puerta de Gerencia y dijo "Sr. Cavero a sus órdenes." La respuesta fue inmediata: "¡Maldita sea, oiga! ¡Vaya a su hueco y no me interrumpa!" La verdad es que lo lamentamos.

Gálvez, Ramírez, Cavero, Ana Mendoza y Arenas
La frase aquella era su compañera. Pasados tantos años e infinidad de sucesos, puedo recién comprender la personalidad de este "brodcaster" peruano. La radio trabajaba a su ritmo. Amanecía en la emisora preparando el radioperiódico desde las 5. Escribía los editoriales y seleccionaba las noticias importantes del día. Todavía no hacía su aparición Juán Ramírez Lazo. El conductor era el gran locutor Alberto Arenas Coronel, con la colaboración del joven  José Carlos Serván. Terminado el informativo, iba a desayunar y retornaba a las 8 de la mañana a continuar con la brega. Prácticamente un Gerente con cama adentro.

Para completar esta remembranza les narraré lo que, a modo de asustarlo, le advertí al pequeño Eduardito, su engreído hijo de 7 o 9 años. No sabíamos de sus juegos y cómo se la ingeniaba para mortificar a quienes laborábamos en Radio Victoria. Este surquillano que todavía no cumplía los 20 años, le dijo que "si se me prendía, el que iba a pagar "pato" era su papá". Al minuto, Don José Eduardo y su "¡Maldita sea!" preguntó: ¿Es cierto que me va a pegar? Le di la explicación del caso y agregó: "Ud. recién ha dejado el cascarón y ya se comporta como un viejo. ¡Maldita sea! Mi hijo es sólo un palomilla!". Allí quedó todo. ¡Un fuera de serie!. Gracias.

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