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viernes, 23 de marzo de 2012

JORGE REVILLA VILLAFUERTE. COMPAÑERO ESCOLAR DE LA INFANCIA Y DE TODA LA VIDA. LE GUSTÓ LA MÚSICA.

Rostro de Manuel, su gran
hermano y en espera de lograr
fotos del querido Jorge.
He tenido la satisfacción de haber recibido correo de Manuel Revilla Villacorta y en relación a una de las remembranzas que hiciera sobre el primer baterista de "El Hombre del Acordeón", su tío Manuel Revilla Villafuerte. Ël y su hermano Jorge, padre de quien nos escribe, me incentivaron a ingresar al mundo de las fiestas. El acordeón fue nuestra afición y nunca se nos pasó por la mente, que sería más adelante nuestro gran sustento económico. Pero esta reseña sobre Jorge, tiene sus antecedentes. Nos conocimos desde la primaria y se haría más grande nuestra amistad, cuando pasamos al 1ro. de Secundaria en la que se denominaba por entonces Gran Unidad Escolar "Tomás Marsano", hoy Colegio Nacional "Ricardo Palma" de Surquillo.

Ese primer año tuvo connotaciones especiales para nosotros. Integramos el primer elenco de radioteatro y debutamos en radio Miraflores y Nacional con una obra que nos abrió las posibilidades de un futuro en este medio. Aquel elenco lo integrábamos Jorge Revilla, Julio Esquerre y lamento no recordar los apellidos de otros tan queridos amigos. Allí nació también nuestra vocación musical  y aquel trío romántico al que denomináramos "Los Ponchos", en alusión al famoso y eterno. Primera voz, el flaco Enrique Lonzoy. ¿Qué será de su vida? Imitaba muy bien el estilo de Hernando Avilés. Segunda voz Jorge Revilla (Chucho Navarro) y Carlos Serván, el "Gil" de la guitarra. Debutamos frente al Patio de Honor, un Día de la Madre.

Hubo un profesor que hacía muy bien los punteos de la guitarra al estilo de los Panchos y colaboró con el trío. El público más cercano lo constituían el Director Víctor Rabanal Cárdenas, el viejo Director de Estudios Alfredo Filomeno y el Sub Director Víctor Vera Cubas, todos queridos e inolvidables maestros. El cuerpo docente y secretarias, que las había muy guapas. Padres de familia, etc. Un gran público asistente que puso a "Los Ponchos" en una crisis de nervios que para qué les cuento. El flaco Lonzoy era un sólo de temblor. Jorge, demostraba serenidad y limpiaba la garganta a cada rato. El micrófono nos esperaba y el asistente al Patio, todos palomillas que nos lanzaban al aire nuestras "chapas" de rigor.

Fue el bolero "Un Siglo de Ausencia" con el que iniciamos nuestra actuación. Transcurrió la primera parte sin novedad y siempre observando a Lonzoy que se quebraba. Se tocó el "punteo" intermedio de la canción y el flaco se había retirado a un costado. No quedó más remedio de lo reemplazáramos ambos, cantando su parte con voces que nada tenían que ver con "Los Panchos". Las nuestras eran en cierto modo graves y duras. Pero, felizmente, pasó "piola". Vino la segunda canción, "Me Voy Pal Pueblo", una guajira sabrosa y aquí si nos lucimos Jorge y yo, porque le pusimos "swing" al asunto. Llegó el coro final y los aplausos que hasta ahora resuenan en nuestros oídos. 

Era frecuente a la salida del colegio, acompañarnos en grupo e ir tarareando los temas famosos por esos tiempos. Recuerdo con mucha nostalgia que con Jorge cantábamos a todo pecho "Pasodoble Te quiero" y todo el repertorio de "Los Churrumbeles de España". Siempre recorriendo la Av. Angamos y dirigiéndonos a nuestros hogares, en Inca o San Miguel, que creo era el domicilio de Revilla. Se quedaban por el camino Julio Ardiles, Jaime Navarro Pezo, el loco Chávarri y otros. Lo cierto es que la música nos unía y siempre concurríamos a las fiestas con motivo del cumpleaños de nuestras hermanas. ¡Mi Surquillo querido!

Años después, nos visitaron Jorge y Manuel invitándonos a tocar el acordeón en casa de Don Manuel papá y fue allí que se inició el conjunto musical que más adelante alegraría decenas de fiestas familiares. Quedamos Manuel con su batería flamante y yo, que debutamos en Faucett y cobrando. Jorge nos invitó a su casa de Angamos y allí conocimos a su esposa Lucy y sus pequeñuelos Gladys, Koko, Manuel, Patty y Betto. Se que los varones han heredado la alegría y gusto por la música, herencia de Jorge su padre y también del tío, mi eterno amigo Manuel. Esperamos armen algún día una agrupación como la que nos animó a formar JORGE REVILLA VILLAFUERTE, vuestro padre en el más allá y eterno siempre en nuestros recuerdos. Gracias.

sábado, 17 de marzo de 2012

LAS BROMAS DE HERNÁN DELGADO GALLÉ, EL HERMANO DE CARLOS ALFONSO EN RADIO VICTORIA.

Figuran David Odría, Wilfredo Rosales, NN,
Hernán Delgado y Becerra, arquero y pianista.
Abajo: "Anacín", Jorge Campos, recitador y el
cholo Clemente Hidalgo. Última hilera, Abanto,
Alberto Arenas, José Lázaro Tello, NN y el
cholo Unda. Año 1954 en Radio Victoria.
Cuando ingresamos a laborar a Radio Victoria en Marzo de1954, no habíamos cumplido todavía los 20 años de edad. Recuerdo mucho a un personaje de fama por entonces y que caminaba no muy cómodamente. Le decían "Callirgos". Cometí el error de llamarlo así, porque tengo entendido que es un apellido. Quien me había dateado era nada menos que Hernán Delgado Gallé, por entonces también animador y libretista de la radio y hermano del famoso Carlos Alfonso. El tal "Callirgos" fue nada menos que Don Sergio Moral, el Director Artístico de la emisora y que luego se convertiría en excelente y respetado amigo.

Hernán, era un hombre muy caballeroso y de gran sentido del humor. Que te escuchaba pacientemente y no se por qué circunstancias me dio una confianza increíble. Yo era un muchachito y principiante. Le caí bien y en esa su oficina en el local de aquel tiempo en La Cabaña del Parque de la Exposición, aprovechábamos en oírlo con sus siempre hilarantes historias. Algo peculiar en él, era su paciencia de escucharme. Una máquina de escribir "Remintong", bastante usada, servía para que se abocara a sus libretos o glosas para las estrellas que engalanaban esos programas inolvidables de auditorio. Yo, lo observaba.

Siempre me agradó escribir en la vieja máquina de mi padre y ver por primera vez a un profesional frente al teclado, me causaba fascinación. Me leía sus libretos a modo de que los aprobara. Glosas para figuras como Jesús Vásquez, Los Embajadores Criollos, etc. Lo que les relato a continuación me dejó mudo. La actriz y gran declamadora nacional Socorro Cáceres, llegó en una ocasión con fotos de sus actuaciones en diversos escenarios:Teatro Segura y Municipal, por ejemplo. Instantáneas preciosas y que me hicieron admirarla mucho más. Aquel álbum llegó a manos de Hernán Delgado y ¿saben lo que hizo?

Nos hallábamos en plena actuación radioteatral con actores de la talla de Pepe Soria, Rafaél González Guía y otros famosos y, mientras discurría la escena, el álbum de Socorro fue puesto en mi mesa de locución. Volví a observarlo y foto tras foto, llegamos al final. Me sorprendió una hoja que había sido insertada recién. La leí y quedé sorprendido. Un título advertía: "Buena Gratificación". Seguidamente un texto que indicaba "al que encuentre por casualidad este álbum, puede remitirlo al "Larco Herrera" o manicomio, por ser parte de la historia de la actriz". Se dará buena recompensa. Firmaba la propia Socorro Cáceres.

Ella, tan salerosa y expresiva, invitaba a los colegas del radioteatro y me imagino a todas sus amistades, a observar sus fotos. Aún recuerdo la expresión de Rafael González Guía, poco afecto a las bromas, cuando llegaba al final del álbum. Adiviné automáticamente quién era el autor de la broma, por el tipo de letras de aquel texto y que correspondían a la máquina de escribir de Hernán Delgado. Mi confianza con él me hizo indagar directamente el suceso y rompió en una carcajada que lo delató al instante. Una broma de mal gusto,  sin ninguna duda, pero verlo tan feliz, hizo que disimulara el asunto.

Un hombre inteligente y que no se sentía a gusto en aquel sitio. De mala borrachera y que, cuando llegaba de una de ellas, buscaba a Don José Eduardo Cavero para "matarlo". Esto era historia vieja que al principio me causó escalofrío. Recuerdo que en plena lucidez, tuvo la confianza de decirme que su hermana estaba casada con Don Antonio Umbert, el dueño de Radio América y de la futura televisora del Canal 4. Fue increíble que aceptara mi consejo de que recurriera a él o le confesara sus deseos a su hermana. Todo vendría después. Llegó a ocupar la Sub Gerencia de dicho Canal y fue nuestro reencuentro en 1970, cuando empezamos a laborar allí. Volverían los recuerdos y otra hermosa etapa al lado de Hernán Delgado Gallé. Gracias.