Cada 8 de Diciembre celebramos el Día del Locutor y fue precisamente en 1954, nuestro año de inicio profesional, es decir, ya recibíamos un sueldo, que nos aconteció la historia que nos ocupa. Aquel año nos sorprendió una marcha al Congreso de la República que organizaba el Sindicato de Locutores y Operadores del Perú, con el fin de lograr se apruebe una Ley que considerara 4 horas como "mìnimo" para ejercer la locución y ser considerado empleado. Recuerdo que este novato del micrófono se halló en medio de grandes locutores famosos, todos marchando con arengas de entusiasmo por las calles de Lima. El que nos conminó a esta acción fue José Lázaro Tello. Y se logró la Ley. Bueno es remarcar que aquello de las cuatro horas como mínimo no sería muy favorable a nuestros fines. En otras confrontaciones, se alegaría que la Ley no especificaba el máximo de horas y es allí donde empezaron los problemas. Turnos más largos y mal pagados.
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José Carlos Serván
"El Maratonista" |
Ese mismo año, ya en Diciembre, se celebraba por primera vez el Día del Locutor el 8 de Diciembre. El Gobierno de aquel entonces, a cargo de Manuel Odría, sentenciaba la Ley que ordenaba se rindiera homenaje a los hombres del micrófono en todo el territorio patrio. Recuerdo mucho a Juán Felipe Montoya pregonando que se había elegido tal fecha, porque el Arcangel Gabriel, anunciador de la llegada de Jesús y "comunicador" de Dios, lo hizo precisamente en la fecha eclesiástica del calendario y que recordamos como el Día de la Inmaculada Concepción. Ingenio de los colegas para responder a ciertas interrogantes que no tenían respuesta por falta de información. Lo importante del caso es que para dicha fecha, se estableció una celebración muy bien aceptada por los colegas del micrófono.
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Los locutores Carlos Serván, Lázaro Tello y Carlos Alfonso Delgado con el operador de audio Samuel Soto Marius. |
Muchos años después, nos enteramos que se debió a una gestión del congresista de aquel tiempo, Don Julio García Porras, amigo personal de Fidel Ramírez Lazo que, suponemos por esa simpatía que le tenía a los locutores, propuso en una sesión una Ley para que se estableciera el Día del Locutor. Nos decía Juán Ramírez Lazo que se eligió el 8 de Diciembre, porque era el feriado más cercano, cuando ya se había aprobado dicha Ley. Y esta información la hemos venido diciendo desde el siglo pasado en nuestra calidad de Presidente de la Asociación de Locutores del Perú. A propósito de estos sucesos, es la presente reseña y que relato en seguida.
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José Lázaro Tello |
Fue un 8 de Diciembre y que cumplíamos nuestro turno de locutor, todavía novatos en el micrófono, que tuvimos que quedarnos "plantados" las 24 horas por ausencia de quienes debían reemplazarme. Ingresábamos a las 7 de la mañana para leer el Radio Periódico "El Mundo", siempre dirigidos por José Eduardo Cavero, propietario de la emisora. Siendo feriado, lo narré solo. A las 9 me debía sacar José Lázaro Tello. No llegó. Me agradó mucho cuando, ya "plantado", Don Eduardo personalmente me trajo mi desayuno y me dijo: "Oiga, hoy es Día del Locutor y su colega Tello descansa y seguro que ya estará celebrándolo". Rió y nos felicitó por la fecha. Agregó: "Pago de noviciado". Pensar que tiempo después fuimos tercos defensores de las cuatro horas mínimas y que sirvieron para respaldar a través de una ampliatoria de la 4917, que los narradores de noticias fueran considerados empleados. Un caso patético fue el de Ernesto García Calderòn, sin Seguro Social y cuando más lo necesitaba.
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Don José Edo. Cavero. |
Volviendo a esta reseña, la verdad es que nos sentíamos felices. Es que nuestro trabajo de locutor era realmente fascinante, casi mágico. ¡Qué más queríamos! Estábamos en nuestra salsa y nos esperaba la animación del programa de auditorio de las 12 del día con los Embajadores Criollos. Ese día fuimos narrador, animador y locutor comercial. ¡Un tremendo gusto! Pero, la cosa no quedó allí. Mi reemplazante a la una de la tarde era Juán Felipe Montoya y tampoco llegó. El que si lo hizo fue el bueno de Don Eduardo Cavero Andrade y esta vez trayéndonos el almuerzo que se preparaba en ese entonces en el restaurante de "La Cabaña" del Parque de la Exposición. Como sabrán, el Sr. Cavero vivía en su emisora. Para él no existían feriados. Solíamos ver a Gloria y Eduardito, sus hijos, llegar para pasar algún rato a su lado y conducidos por la siempre amable señora Laurita. En ese ámbito se formó José Eduardo Cavero Dubois.
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El joven José Carlos Serván. |
Nos quedaba esperar hasta las cinco y "el sapo" Alberto Olivares, otro gran locutor, tampoco se hizo presente. Otra vez sin reemplazo. En el control, Juán José Ugaz, el operador de turno tampoco estaba. El viejo Lucio Escobar, portero y guardián de la radio, ocupó su lugar y así estuvimos hasta las doce de la noche, hora del cierre de transmisión. Por supuesto que hubo cena y jamás protesta de nuestra parte porque fue una feliz jornada frente al micrófono de la "Emisora de los Grandes Programas". Fueron 17 horas continuas. Todo un record que, al margen de la leyes de trabajo, no significó protesta alguna en el autor de estas reseñas y sobre todo por la generosa actitud de Don José Eduardo Cavero Andrade, un "Broadcaster de Oro" que nos acompañó desde su oficina y con su receptor a todo volumen. Gracias.
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