José "Pepe" Aponte y Roberto Spassiano. |
Gracias a mi buen amigo Roberto Spassiano que radica en los Estados Unidos, acordeonista como nosotros, viene a nuestra memoria la figura de "Pepe Aponte". Cada fin de semana, viernes o sábado, cuando abundaban las fiestas en nuestra querida Lima, nos dirigíamos a Breña en busca de este gran artista. Llegó a nosotros gracias a la recomendación del popular Oscar Cornejo Purilla, "Papi", el baterista que tuve por más tiempo como titular en cada una de esas inolvidables reuniones en casas particulares o clubes provinciales de la ciudad capital. Hoy lo evocamos con mucho afecto.
Tenía buen estilo y estaba considerado en el mundo de los "chivos" como uno de los ranqueados. Quería decir, capacitado para acompañar con su batería todo tipo de ritmos. Desde lo clásico criollo al rock y estilo musical que requiriera de su lucimiento. Fue un viernes y se trataba de un "tono quinceañero". Antes debo aclarar que este tipo de fiestas, se celebraba de manera familiar. Asistían desde los abuelos, los tíos y toda la familia en general. Amistades e invitados a quienes había que presentar a la nueva señorita.
Poco a poco esta celebración con la aparición de nuevos ritmos, se hizo exclusiva de los jóvenes y en muchas ocasiones tuvimos que competir con el equipo de sonido de la casa y las grabaciones de los muchachitos. En cierto modo, sólo tocábamos para la gente mayor. También nos las ingeniamos para llevar una reproductora de cassettes y los correspondiente ritmos de actualidad juvenil. Con Pepe Aponte, Carlos Monteodoro, gran guitarrista y Carlos Casares, hijo del gran cantante argentino, como vocalista, vivimos la siguiente anécdota.
En cierto modo el conjunto estaba integrado por gente mayor. Las cumbias y salsas se dejaban bailar por los concurrentes y por supuesto la música criolla era motivo para que los tíos y abuelos de la familia movieran el esqueleto. Existía un equipo de sonido de muy baja potencia y en el que los quinceañeros probaron algunos de sus temas. No pasó nada pero veíamos el descontento en sus rostros. Pepe Aponte, ducho en acompañar a músicos, me sugirió improvisar melodías o acordes bajo el ritmo con el que nos iba a acompañar.
En efecto. Era un endiablado rock and rall y sobre esa "pista" de Pepe, tanto Carlos Monteodoro y quien tocaba el Acordeón Electrónico, nosotros, comenzamos a usar efectos del equipo, llámense "güa güa", "trémolos" y otros. Nuestro sonido se hizo estridente y aquel trío se sumergió en una onda "hippie", pura inspiración más los gritos y animación de Casares. Toda la juventud vibraba con el ritmo. La juvenil dueña del cumpleaños nos lanzaba besitos volados. Pepe Aponte, demostraba su versatilidad de gran rockero.
Tocamos durante 30 minutos y al finalizar sonaron los aplausos de la juventud. Uno de ellos llegó y nos pidió repitiéramos el tema. Nos miramos los músicos y la verdad es que nadie recordaba nada. Era época de Santana y volvimos al ataque con "Oye como va", "Al compás del Reloj" y otros éxitos de nuestro repertorio. Lo cierto es que salvamos aquel fiestón gracias al ritmo rockero que impuso JOSÉ "PEPE" APONTE. Un saludo para él que radica en USA y esperamos lea esta reseña y nos escriba. Gracias.
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