Por los años 70 del otro siglo, ingresábamos al mundo profesional de la música. Ya habíamos adquirido nuestro Acordeón Transicord y su amplificador clàsico "Farfisa". Dejàbamos el fuelle y se iniciaba el nuevo conjunto "Los Galenos" con sus integrantes primarios Manuel Revilla como baterista y Roberto Uceda en la guitarra acompañante. Todos procedíamos y mantenìamos nuestras actividades de Locutor, mi caso; Revilla era técnico electrónico en "Faucet" y Roberto, Contador Colegiado y con propio estudio.
Con el avance del tiempo y aparecidas mayores actuaciones, tuvimos que recurrir a mùsicos dedicados a servicio completo y asi llegó Oscar Cornejo "Papi", un baterista joven y de mucho talento. El nos conectaría con Carlos Monteodoro, el popular ·"Pitota" y nada menos que vecino nuestro en la Unidad Vecinal Nro. 3. En ese barrio rayaban como "Los Hnos. Monteodoro y Orquesta". Resultó un buen jale y con su "Farfisa", había una coincidencia en nuestras amplificaciones. Imponía un swing personal muy tropical.
Hubo el elemental ensayo y debo reconocer que le dio un nuevo matiz a nuestra agrupación. Sus armónicos acordes, caían de perilla a los temas de moda y nos presentábamos nétamente instrumentales hasta que en gran forma apareció Lucho Vivar, el crooner, el dueño del escenario y su variado repertorio. Que bien se oía la "Acuarela Criolla" y otros valses pegaditos con los que nos convertíamos en jarana. Luego las polcas y su alegría contagiante a la orden de "Vayan saliendo las parejas a bailar", "Què bonitos Ojos" y mucho más.
La guitarra de Monteodoro atacaba al compás del criollismo y sus introducciones e intermedios se hacían aplaudir. El momento del vacilòn, es decir, el intermedio al tema principal de una alegre guaracha o cumbia, estaba bajo la responsabilidad de "Pitota". ¡Cuàntas fiestas de Año Nuevo compartimos y celebramos lejos de nuestros hogares!. La mùsica nos unía y hacía grande la amistad entre nosotros. Esas "caffarenas rojas" que lucían los muchachos, sentaban a Carlitos Monteodoro como guante a los dedos. Conservo sólo una.
Debo confesar con agrado de la responsabilidad de este gran músico peruano. Estamos desconetados por el momento y los años. Creo que continúa viviendo en la Unidad Vecinal Nro. 3 y ahora es Tecladista. No puedo opinar al respecto porque, en verdad, no he tenido el gusto de gozarlo en el örgano electrónico. Cosa curiosa. Antes tocábamos el acordeón y èl la guitarra. Ahora, ambos somos tecladistas. Los Monteodoro, son familia del compositor del Vals criollo "Madrecita" ("Felices los que tienen madre, tristes los...".).
Para concluir esta reseña y en mis evocaciones de una etapa múltiple de fiestas animadas por nosotros, sea esta ocasión para demostrar mi agradecimiento a Carlos "Pitota" Monteodoro, por haberme regalado su arte en la guitarra y su amistad. Jamás existió una divergencia y la música nos hermanó para siempre. Silenciósamente evoco su "swing", cierro los ojos y me traslado con la imaginación al rinconcito que se nos asiganaba como escenario en tantas instituciones y hogares visitados. Gracias.
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