Serván, Soto, LázaroTello y Carlos Alfonso Delgado |
"La Botica". Pero no se trataba de un local de venta de remedios o productos farmacéuticos. En aquellos mis años de aprendizaje con los grandes locutores y animadores de Radio Victoria, se denominaba así a una tienda que vendía de todo en la esquina de 28 de Julio y Paseo de la República. Poseía un segundo salón para "eventos especiales" y allí caíamos indefectiblemente los locutores, operadores de audio y artistas que deseábamos despedir la semana. Aquella "botica" que atendía hasta que volviera a aparecer el Sol, cerraba sus puertas a las 11 de la noche, con todos adentro.
Mi maestro principal fue el inolvidable "animador de las multitudes" José Lázaro Tello. Terminada la audición del medio día allí empecé a probar y memorizar miles de anécdotas y experiencias con personajes que jamás me hubiera podido imaginar. Los famosos y los más célebres de la época se daban cita en la "botica". No solamente los de radio Victoria. Tenía un imán de atracción increíble. Nombraré al vuelo a David Odría que laboraba en "La Crónica", Gustavo Indacochea, el popular "manzanita" de radio América, Roberto Vargas, el pionero de la FM en "Radio Cien", "Calaverita cariñosa" Ricardo Flores y muchos más. Yo era un novicio y creyente de todo lo que aquella hermandad nos podía ofrecer.
Gente de Radio Victoria en "La Cabaña", año 1953. |
Lecciones en vivo y en directo de criollismo y buen hablar musical e intelectual. Reverente hubiera sido decir "bohemios", pero no. Prefiero el término aceptado y me siento inmerso en esa historia. Aprendí mucho, porque teníamos el cerebro, con nuestros 20 abriles cumplidos, apto a recibir códigos y contraseñas en lo que se han convertido los decires de ayer. Jamás se suscitaban pleitos ni tontas discusiones, por más que nos llenáramos de los efluvios aromáticos de un buen vino.
Otro grupo de asiduos concurrentes a la recordada "Botica". |
Una vez, la que hoy es mi esposa y cantaba música italiana, llegó a la radio en busca nuestra y no me halló. Salió José Eduardo Cavero, enterado de nuestro romance y, ante su indagación, le dijo: Vaya a la "botica de la esquina" que todos los sábados suele medicinarse allí con Tello y los Delgado. Le preguntó a Judith Acuña, dónde quedaba la botica. Se llevó tremenda sorpresa al conocerla y supo aquilatar la broma del famoso broadcaster y comprobar tiempo después que sólo fue una experiencia de juventud. Gratísimo recuerdo. Gracias.
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